sábado, 25 de octubre de 2008

Otra noche en la ópera, pero sin ningún Marx

Prólogo:
Cuanto más tengo que decir, más tiendo a callar...
No es por falta de valor
y ya dudo que la esperanza sea lo último que se pierde...

Quizá tiendo a sentir cierta desconfianza
por el "malentendimiento" que puedan causar aquellas cosas
de las que más convencida estoy,
quizá haya perdido la fe en ti y en tu cariño...


Pax... pax... pax...

El doctor Fausto se debatía entre el bien y el mal, a sabiendas de que en su vida siempre se había servido del mal para destacar sobre los demás... ¿Con qué autoridad moral y soberbia se atrevía ahora a cuestionar las acciones de Metistófeles?

-Ya no puedo más...-Aseveró Eva.
-Es siempre la misma historia, por eso yo paso de entrar ahí.
-Ya lo sé Nadia, pero yo no puedo pasar -Eva empleó cierto tono de disgusto inútil e inapreciable en los susurros por los que trataba de comunicarse con Nadia mientras en el escenario Fausto se redimía por los males causados en su vida-. No comprendo que nos perdamos en ataques personales para hacer críticas a un trabajo.
-La política siempre ha sido así y tú no la vas a cambiar...

La voz del barítono que interpretaba a Fausto era patética, se perdía entre la belleza de los violines y la fuerza de la percusión. Se perdía incluso tras aquel molesto sonido que la señora de la fila de atrás producía incesantemente magullando un caramelo con su dentadura postiza.

Al otro lado de la ciudad Luis preparaba la cena para Nieves que se sentaba frente al ordenador fingiendo repasar su correo. No podía quitarse de la cabeza el sinsabor de la situación actual en el partido. Era como si a nadie le importasen ya los valores que les llevaron a estar ahí, la lucha, el pueblo... A ella le importaba, pero veía necesario hacer algunas "conquistas internas" que les dejasen en buena posición para luchar por sus ideales. No quería perder la sonrisa en la que todos confiaban, pero tampoco podía evitar preocuparse por ver a algunos de sus compañeros tan desanimados. Ya no podía fiarse más que de Luis. Sentía que muchos andaban perdidos, desgatados con la tensión, sobretodo Eva que siempre le había seguido lo pasos y ahora... Ni siquiera quería pensar en eso... ¡fuera negatividad!

-Nadia ¿qué es eso que tú me dices siempre para hacerme sentir mejor cuando te digo que no hago nada bien y que siempre me equivoco...? -Eva clavó su mirada en los labios de Nadia esperando una de sus respuestas curativas, pero Nadia no apartaba los ojos del escenario, ni articulaba palabra alguna- ¿Eh? -insistió Eva.
-Ahora no me acuerdo...

Eva cerró los ojos con fuerza y trató de seguir respirando apesar de que sentía como si el corazón se le hubiese paralizado para siempre... "Ahora no me acuerdo"... Las palabras de Nadia sonaban una y otra vez en su cabeza mientras Fausto hacía caer la noche sobre un día inacabado, para seducir a la Duquesa de Parma en su propia boda. Eva trató de seguir la escena, pero las lágrimas que inútilmente trataba de contener no le dejaban leer la pantalla con los diálogos. Su vida se derrumbaba y ahora también perdía a su mejor amiga, aquella que siempre fue su mayor apoyo.

Lejos de allí, Inés conducía de camino a casa de Esteban. Iba recordando la conversación con Eva, estaba mal, muy mal y todo por culpa de la mierda de la política. Inés pensó en todas las frustaciones y el daño que la política le hacía a las personas que más quería, todo lo que había vivido con su padre, con Esteban, con Eva y con tantos otros que se quedaron en el camino... Quizá había sido dura con Eva, que no se encontraba en su mejor momento, ni en una posición cómoda, pero no sabía qué hacer para alejarla de todo el daño que estaba recibiendo. Eva tenía que dejar toda esta locura y centrarse en una vida normal, más adecuada a sus treinta años, en los que vivía por y para la política rodeada de ciencuentones que sólo pensaban en ellos mismos y sus intereses.

Bei dir, bei dir
Die Unermesslichkeit.
Faust,
Du, mein Faust!
Ich komme!
Faust,
Du, mein Faust,
Ich folge dir!
Ja, ich komme… folge dir.


La duquesa cedió al embrujo de Fausto y tras caer el telón el público estalló en aplausos. Después de dos horas y tres actos, venía el momento del descanso, veinte minutos.

-¿Bajamos a por una cerveza? -preguntó Eva.
-No, tengo que hacer unas llamadas... Baja tú, así te fumas un cigarro...

Luis recogía la mesa mientras Nieves colocaba los platos en el lavavajillas. La cena había transcurrido con apenas algún que otro diálogo banal sobre el estado del jardín, la programación de la televisión y dos o tres comentarios sobre la comida en si. Ambos evitaban el tema que les rondaba en la cabeza, el partido. La situación era como para tirar la toalla y dejar que los tiburones se comiesen entre ellos, pero ninguno quería rendirse ahora...

-Te habrás hartado de fumar ¿no? -bromeó Nadia con media sonrisa y tono de reproche.
-No, la verdad es que sólo me he fumado uno. He aprovechado los veinte minutos de descanso para tomarme una cerveza, ir al baño y hacer unas cuantas llamadas -Eva apenas podía mirar a los ojos a Nadia cuando le mentía. La verdad es que se había encerrado en el baño a llorar-. Y tú ¿qué? ¿has llamado a tu novio "el serio" para que venga a recogerte...? Te podía haber llevado yo.
-No, tenemos que ir a un sitio después...
-¡Ah! Vale... -Eva tomó asiento y se colocó las gafas. Las luces seguían encendidas mientras la gente volvía a sus correspondientes butacas, sin prisa alguna. -Esta tarde llamé a Inés para vernos...
-¿Por qué no le has dicho que viniese contigo?
-No, ella no haría eso, padece una enfermedad degenerativa, de caracter adictivo, llamada "Estebanitis"...
-Ah... ¿y eso está probado médicamente? -Inquirió Nadia con tono sarcástico.
-Hombre, teniendo en cuenta que su novio es médico, se llama Esteban y f...
-Sí, sí... no sigas que me puedo imaginar lo que vas a decir ¡so bruta!
-Bueno, pues eso, ahora resulta que yo me tomo muy a pecho las cosas políticas y tendría que dejarlo...
-¿Y no es verdad...?
-¡NO! no... -Eva negaba la pregunta, casi afirmación, de Nadia enérgicamente- Ya te lo he dicho antes, no se trata de la política, sino de la actitud de la gente. Estamos ahí para trabajar y no para más guerras y mucho menos entre nosotros... Ya no puedo más... que si Esteban porque Nieves hace y dice tal, Nieves que si Esteban hace y dice tal, Inés que si Nieves no sé que, ahora Nieves que Inés no sé que y fulano dice que mengano tal, porque escuchó al primo del hijo del vecino... ¿Y donde narices está la crisis, las 65 horas, las directivas europeas, etc...? Tia, que los sillones están de oferta en el Ikea, no hay que venir a fastidiar a un partido que tiene gente con muchas ganar de trabajar y con la suerte de contar con lo mejores compañeros... TODOS, joder, sin excepción...
-Sinceramente ¿te duele el partido o que tus amigos se peleen...?

Las luces se apagaron, salvando el golpe bajo que Nadia le había asestado a Eva... La ópera se reanudaba con un debate entre Fausto y sus alumnos sobre Lutero y la iglesia protestante. El debate se vió interrumpido por Metistófeles, que traía a Fausto el cadaver de un hijo no nato fruto de su aventura con la Duquesa de Parma a la que había abandonado...

Ya habían pasado veinte minutos de las diez y el teléfono de Esteban no paraba de sonar, como siempre... una llamada tras otra y todas para lo mismo: listas, candidatos, no sé quien dice que otro quiere que un tercero impugne... Inés no quería pensar en el futuro, aunque lo deseara, no quería imaginar a Esteban lejos de todos esos líos, o quizá intuía que eso no iba a ser tan fácil. Hacía una semana que las cosas se habían puesto muy tensas y el domingo en el congreso del partido todo estalló. A partir de ahí todo había sucedido muy deprisa y de forma muy compleja ¿Cómo acabaría todo? Inés no se quitaba de la cabeza que ese sexto sentido que tenía le decía que alguien a quien ella quería saldría mal de esto...

Tan sólo un acto bastó para que Fausto se rindiese a su anunciada muerte, teniéndole que entregar su alma al diablo tal y como había pactado al principio de la obra. Una nevada, luces, oscuridad y un coro de más de cincuenta extras vestidos de conciencia cantando la crónica de una muerte anunciada... El público aplaudió por más de diez minutos. Eva aplaudía por simple convencionalismo, la verdad es que no se había enterado de nada, aun encajaba el golpe bajo de Nadia.

-¿Nos vamos?
-Sí... -contestó Eva con cierta resignación.

A la salida, el novio de Nadia la esperaba en el coche y Eva declinó la oferta de que la llevasen a casa, necesitaba un poco de aire fresco, le costaba respirar. Al encender el móvil, vio unas llamadas perdidas del padre de Inés, que también era compañero suyo de lucha... las llamadas eran recientes, así que devolvió la llamada.

-¡Hola!
-¿Dónde andabas con el teléfono apagado? -Preguntó Paco.
-Estaba en la ópera...
-¡Qué bien vive la burguesía...!
-Vivirán bien supongo... Yo he venido porque me han invitado.

A partir de ahí, la conversación tornó en la práctica habitual que últimamente habían desarrollado todos sus interlocutores: el que hablaba se tenía a si mismo, poco menos que como paladín de la revolución y los demás eran los "malos"... La misma historia en todos los frentes y a Eva ya no le quedaban fuerzas para más. Decidió zanjar la conversación bruscamente y apagar el teléfono. Mañana sería otro día... Estaba cansada y fatigada, por primera vez en mucho tiempo, tenía ganas de llegar a casa y dormir.

Esa noche soñó con su propio funeral... Sonaba el himno de Riego, cosa que ella jamás había pedido, pero bueno, no estaba mal... Todos parecían muy apenados y se consolaban diciendo que Eva a su corta edad había sido una chica muy luchadora, entregada a los demás y a todo aquello en lo que creía... muchos de sus compañeros se miraban con recelo y cierto aire de culpa ajena.

Pasaron unos días haciendo comentarios sobre ella, había quien se atrevía a decir que era una chica frágil que no había aguantado la presión, incluso el listo de turno se apresuró a decir que se veía venir... Al mes siguiente, tuvo lugar la Asamblea Federal, toda una demostración de como se origina una guerra civil. Allí nadie recordaba ya a Eva, ni sus adorados Nieves y Luis, ni su admirado Esteban, ni siquiera su gran amiga Inés.

Nadia se casó para quitarse las penas y tuvo una niña a la que le puso Eva para limpiarse la conciencia...


Epílogo:
Como dijo aquel sabio
"Sufre pero no dramatices"...
A lo cual yo hoy añadiría
"Sufre pero no dramatices...
aunque es más sano no sufrir y literaturizar".

11 comentarios:

Juan A. dijo...

El Fausto de Goethe me fascina. Pero aún me fascina más el de "Doktor Faustus" de Thomas Mann. Lo encuentro más "literario" y menos teatral. Y el de Gounod me arrebata. Los tres rondan por tu relato, aunque en otra clave, claro.

Pero esa Eva me inspira tanta ternura. El final me ha sumido en la desesperanza. Consuélame un poco, anda.

Besos.

Nefer dijo...

Me da que esa Eva tiene mucho de Sieltolindo... como a J.A también me inspira ternura, unas ganas de abrazarla...

El epílogo fantástico... mejor literaturizar que sufrir.

Besillos guapa.

María Martín Calvo dijo...

Niña... como dice Paton, canela en rama...

SieLitO BiChO MaLo dijo...

Juan Antonio, si te digo la verdad, no sé como acaba... ni siquiera sé si el funeral era un sueño o de verdad han enterrado a Eva............Respecto a Fausto, a mi la ópera me fascina, de manera que tendría que elegir entre el libretto de Gounod o el de este post que es el de Busoni, pero a fin de que no me entren ganas de invadir Polonia, me quedo con la de Gounod escrita en francés... Es curioso, lo más del Fausto (Doktor Faust) de Busoni y a mi juicio lo mejor, es el aria donde la Duquesa de Parma confiesa haberse enamorado de Fausto......

En fin, vaya parrafada que acabo de soltar ¿no? jajajaj!!

Bueno amor, besote apretao de esos que nos gustan...MuAaAaAaAaC!!!

SieLitO BiChO MaLo dijo...

¡Ay mis supernenas!

¿Cómo están mis niñas?

Nefer: Eva siempre ha sido y será Sielitolindo, pero no olvides el epílogo que tu misma has resaltado, pues aquí la palabra clave es literaturizar, bien sea unos hechos o a unas personas con sentimientos incluidos... Por cierto, es curioso que Eva anda estos días necesitando que la abracen y ninguno de sus amigos ha caido en hacerlo, con lo mucho que creen conocerla, pero vosotros habeis dado en el clavo, GRACIAS......a veces estas conexiones me asustan, aunque me encantan, eres la leche Nefer!!

Lía, reina de la moreria, tú sí que eres canela en rama y otras especias selectas... Muchas Gracias Guapa!! La verdad es que pensé que el relato resultaría aburrido con la política y la ópera... Me alegra que os haya gustado. Oye, te has cambiado la foto ¡me encanta!

¡¡MIL Y UN BESOTES PRECIOSIDADES!!

María Martín Calvo dijo...

Pásate por mi casica y verás los "grandes" cámbios, guapa.

Anónimo dijo...

Mi abrazo para tí, guapa.

Juan A. dijo...

Sielito mío, mi niña, eres azúcar y canela.

Besos.

Anónimo dijo...

Llego tardíismo pues he estado muy desmotivado con el tema bloguero. Llevas razón: literaturizar, que la vida es un ratico y Fausto es todo un símbolo, y en política más. Yo ayer viví una confus jornmada electoral.
Rigoletto

SieLitO BiChO MaLo dijo...

Rigo, corazón, no importa cuando has llegado sino que lo hayas hecho, GRACIAS... Ya he visto en tu blog lo bien que te lo pasaste con los politiqueos...jajaja!!

A los demás ¿qué os puedo decir? Una vez más gracias y mil millones de besos!!!

Manu dijo...

divierte, culturiza, intriga, emociona... esto es mejor que un kinder sorpresa!!!
p.d.> pues Vane no for president!