Otro Viernes de Cine... Para mi amigo Juan Morillo

A veces en nuestras profesiones y aficiones, contamos con esos nombres propios de personas que han destacado por su grandeza. En Sevilla todo el mundo conoce a Juan Morillo, que no tiene etiquetas más que la de persona humana, solidaria, compañero... Un hombre sabio que se permite el lujo de negarlo porque sabe que por más que diga, seguiremos pensándolo. Esta semana no me lo podía creer cuando coincidiendo en un café con él, no paraba de hablarme entusiasmado de mi blog, de los relatos, las películas, hasta de Madonna... jajaja! Yo no dejaba de mirar a los lados buscando la cámara oculta. Incluso me mordí la fiebre que me ha salido en el labio, por si estaba soñando (puf! que dolor...) Pero era verdad, Juan Morillo es uno de mis fieles lectores en silencio...¡Alucinante! Así da gusto escribir.

Toda comparación es odiosa, pero hoy, viernes de estreno, me voy a permitir a mí misma recordar una de las mejores películas de los noventa, de mi director favorito que como sabeis es David Lynch, "Una Historia Verdadera" muy a lo John Ford... Para quien la haya visto y para quien no, porque el alma de esta película es el alma de mi compañero Juan Morillo y va para él, para tí maestro... y perdón por tanta ceremonia para una dedicatoria, pero es que esto no pasa todos los días!!!

Alvin Straight tiene 73 años, es viudo, vive en Iowa con su hija discapacitada Rose, padece un enfisema, tiene problemas de visión y de cadera y acaba de sufrir un brusco desfallecimiento. Cuando está convaleciente y necesita dos muletas para andar, recibe una llamada que le alerta del grave estado de salud de Lyle, su hermano mayor, con quien no se habla desde hace 10 años. Al conocer la noticia, Alvin decide emprender viaje en solitario hasta Wisconsin, dónde vive Lyle, con el único medio de transporte que tiene a su alcance, una cosechadora...

Ésta es una película basada en un suceso que ocurrió de verdad, pero a pesar de eso, sólo David Lynch podría haber hecho ese retrato de los personajes y convertir los movimientos de la cámara en un personaje más... Peliculón.